El pasado 22 de Febrero se estrenaba en las salas españolas "En un mundo libre" del director siempre socialmente comprometido Ken Loach.
El trasfondo y la reflexión que pretende con el film es lo que me hace destacarlo ya que aborda un sistema económico sostenido en un uso del capital humano amoral y egoísta, basado cada vez más en los contratos basura, en la mano de obra barata, y mafias organizadas.
En la cinta se nos presenta cómo dos compañeras de piso deciden montar su propia agencia de empleo en el multicultural e interracial Londres del siglo XXI.
A caballo entre la legalidad y la ilegalidad, la idea inicial se ve precipitadamente corrompida, lo que era un negocio para ganarse la vida a la vez que se ayudaba a los inmigrantes, se convierte en un negocio de explotación oscuro, el cual se revierte en sus propias vidas.
Según palabras propias del director, la película "está en línea con el espíritu de los tiempos". "Ellas van perdiendo sus principios morales dentro de un sistema, de una globalización económica, que lo corrompe todo. Al final, el personaje termina utilizando a inmigrantes ilegales, no paga impuestos y sólo aspira a ganar dinero. En general, cabría decir que para ganar mucho dinero hay que cometer ilegalidades".
Pese a los aspectos positivos y dinamizadores para las sociedades del proceso globalizador, de los cuales estoy convencido, éste punto de reflexión sobre los efectos que algunos vienen a llamar "colaterales" de la internacionalización de las economías, es para mí lo realmente importante, ya que no se debe olvidar y dejar como "desajustes de mercado". Anteriormente, los inmigrantes que llegaban a Inglaterra, ya vinieran de Pakistán o de España, solían disponer de un trabajo estable, estaban sindicados y podían planificar su vida en lo que se refería a la vivienda o la educación de los hijos. Las condiciones laborales de los inmigrantes han empeorado en pocas décadas.
Este fenómeno podemos encontrarlo, desde el caso londinense como se nos muestra, con hordas de personas de Europa del Este, Sudamérica, Asia… buscando una vida mejor, y topándose con el aspecto más rudo y miserioso del sistema, pasando por EE.UU. con 37.9 millones de inmigrantes en 2007, superando todas las marcas hasta ahora conocidas, y donde miles de personas diariamente se trasladan de Tijuana a Los Ángeles en busca de unas horas de trabajo.
Pero como tristemente conocemos no hace falta ir tan lejos para apreciar todo esto con nuestros propios ojos, de los campos de El Ejido o Murcia, hasta cualquier ciudad Española a tempranas horas de la mañana, vemos que todo lo que traen los nuevos tiempos no es progreso.
