Vueling, la primera compañía aérea low-cost fundada con capital español, con cuatro años de vida, 57 rutas y más de ocho millones de pasajeros transportados, ha acabado siendo un vestigio de lo que se proyectaba, y a punto de acceder a una fusión casi forzosa con su principal competidora, la filial de Iberia, Clickair.
Debutó en el parqué de la Bolsa de Madrid en Diciembre de 2006 a 30 euros por acción, llegó a superar los 46, y ha cerrado abril de 2008 a 8,23 euros por título.
¿A qué se debe este fracaso de una idea originalmente exitosa?
Parece que la gestión no ha sido la adecuada ya que las cifras de negocio no acompañan al éxito y reputación que ha logrado la compañía.
Las pérdidas económicas se quintuplicaron en el primer semestre de 2007 hasta alcanzar los 26 millones de euros y esto fue el principio del fin, obligaron a revisar los resultados y a descartar, al menos a corto plazo, los beneficios previstos por la compañía. Los problemas se vieron agudizados cuando la familia Lara, su principal accionista, abandonó el consejo de administración por discrepancias en la gestión.
Un informe de Morgan Stanley también ha asestado un duro golpe a la compañía. El banco de inversión estadounidense redujo en agosto de 2007 el precio objetivo de las acciones de Vueling a 10€ no previendo resultados positivos en su EBITDA hasta el año 2009, hoy, la debacle parece haberse frenado en los 7€ por acción.
Así, la compañía aérea cerró el pasado ejercicio con unas pérdidas netas de 63,2 millones de euros, lo que supuso multiplicar casi por seis las registradas en el año anterior.
Y es que, aunque el sector se llame de "bajo coste", pocos costes son capaces de soportar las continuas embestidas del precio del petróleo y sobre todo la feroz competencia de los reyes del sector: tanto EasyJet como Ryanair son los grandes dominadores del mercado, con unos precios ultra competitivos y una estructura de costes por debajo de las competidoras, sobre la base de unos bajos costes laborales y su política de volar a aeropuertos secundarios.
Pero Vueling no ha sido víctima sólo de la guerra de precios, quizá en el subfondo de su crisis se atisba un problema de identidad y de rumbo empresarial futuro, no sabemos qué compañía quiere ser, ¿Compite con Iberia o Clickair, o quizá quiere reunir las suficientes fuerzas para batir a Ryanair en su terreno?
Puede que realmente su único futuro viable pase por hacer frente a la sobreoferta en el sector con una alianza estratégica con Clickair, parece que con el ex ministro Josep Piqué como presidente de la nueva empresa resultante, y desde esta base intentar construir una nueva aerolínea competitiva de bandera española, ya que a largo plazo sólo sobrevivirán aquellas compañías con un coste financiero por kilómetro y asiento menor, que garantice unos costes bajos y una oferta de servicios realmente competitiva.
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